LA LECHE, EL ALIMENTO COMPLETO.

“La mayoría de las madres son capaces de dar leche, pero sólo unas pocas pueden dar miel también”. Erich Fromm (1900 - 1980).

Durante mucho tiempo en la historia del hombre, y aun hoy en una mayoría de casos, la leche ha sido el primer y único alimento que hemos tomado durante nuestra primera etapa en la vida. En un contexto biológico supone una adaptación evolutiva de los mamíferos, de esta manera las crías de estos han tenido asegurado el sustento desde el primer momento.

Solo los humanos, entre todas las especies toman leche después de la infancia, además ninguna otra lo hace de otra especie distinta a la suya, solo algún animal domestico debido al habito adquirido al convivir con los humanos.


Joven madre dando el pecho a su bebé. Mary Cassatt (1844-1926).

Aproximadamente sobre los cuatro años de vida hay un gran número de personas que desarrollan intolerancia a la lactosa, incapacidad para absorber, el azúcar más abundante en la leche. Para ello los humanos poseemos una enzima en el intestino delgado, la lactasa, que permite su correcta absorción. Como consecuencia de esta intolerancia se pueden sufrir dolores abdominales, gases y diarrea. La actividad de la lactasa es elevada en los niños pequeños y va descendiendo a medida que la cantidad de leche va disminuyendo en nuestra dieta. Según algunos estudios hasta un 70% de la población mundial padece en grados diferentes intolerancia a la lactosa, muy común en poblaciones negras, sudamericanas y asiáticas. Grupos humanos dependientes respecto al ganado lechero, han logrado tolerar la lactosa en amplios porcentajes, sin embargo poblaciones basadas en la agricultura y en la cría de ganado porcino, no han logrado desarrollar esta tolerancia más allá de la infancia. En términos evolutivos la posibilidad de digerir la lactosa significó una ventaja amplia para la supervivencia al proporcionar un acceso a una completa fuente de nutrientes.

La ingesta de leche de origen animal fue un paso posterior a la domesticación de ciertas especies en Oriente Medio, en primer lugar fueron las vacas a las que le siguieron cabras y ovejas, también podemos obtener leche de otras especies dependiendo del lugar del mundo donde nos encontremos, así podemos destacar la de burra, yegua, camella, yaka, rena, búfala y alcesa. Descubrimientos arqueológicos entorno a 3000 a.Cr. situados en la ciudad de Ur en las cercanías de la desembocadura de los ríos Éufrates y Tigres, nos muestran bajorrelieves con escenas que representan el ordeñe de vacas y fabricación de manteca.


El amor de una romana por su padre. Peter Paul Rubens(1577- 1640).

La leche ha cautivado la imaginación de muchas civilizaciones, mitos que se nos presentan como símbolo de abundancia y creación. Según la mitología griega, Heracles, hijo de Zeus y de una mortal, fue amamantado por Hera, la diosa esposa de Zeus. Mientras esta dormía Heracles succionaba con tanta fuerza que cuando cesó, la leche se derramó y se dispersó por el cielo dando origen a la Via Lactea, por eso así llamada. Roma también la incorpora en sus leyendas, según una de ellas, sus fundadores, los mellizos Rómulo y Remo escaparon de la persecución del Rey Amulio y estando a punto de morir después de ser abandonados, fueron amamantados por una loba, Luperca. El amor materno y la fecundidad eran especialmente valorados en la Roma antigua, con frecuencia las diosas eran representadas como mujeres amamantando. Pensaban que los bebés, debían de prolongar su periodo de lactancia hasta que tuvieran todos sus dientes, esta conducta sería la norma hasta el siglo XVIII. No obstante en amplios periodos históricos la costumbre de contratar amas de leche ha sido habitual. No solo las ricas y nobles, en algunas zonas las de artesanos y comerciantes también lo hacían a pesar de que dicha practica era condenada por clérigos y galenos. Sobre el grado de conveniencia de amamantar a los niños la leche humana es más asimilable que la de vaca pues esta ha de ser homogeneizada y pasteurizada para su consumo. Además la leche materna contiene el factor bífido, sustancia que produce el crecimiento de una bacteria inofensiva que impide el desarrollo de otros microbios nocivos. Este elemento junto con anticuerpos producidos por la madre hace de la lactancia, una práctica si no necesaria, si recomendable.


Azada y leche. Teofilo Patini (1840-1906).

Esencialmente la leche ha tenido un uso alimenticio, si bien las antiguas civilizaciones la utilizaban en aplicaciones medicinales y cosméticas. El griego Hipócrates, considerado padre de la medicina la prescribía como antídoto poderoso contra casos de envenenamiento y mezclada con agua, vino o miel era recomendada para inflamaciones, fiebre y dolores de garganta. Su empleo como producto de belleza se remonta al antiguo Egipto, de todos es conocido que Cleopatra se bañaba en leche de burra para conservar la tersura de su piel y el escritor romano Plinio relataba que Popea la esposa del emperador Nerón viajaba siempre con un buen numero de burras para darse baños en su leche. Aun hoy en la actualidad sigue utilizándose como materia prima para la producción de cremas, lociones, pomadas y diversos tipos de ungüentos.

Hasta la llegada de la revolución industrial con el consecuente desarrollo de los transportes, fundamentalmente el ferrocarril y los nuevos procedimientos industriales, principalmente la pasteurización, la leche era muy difícil de conservar por lo que había de ser consumida en origen o procesada en innumerables derivados lácteos, yogur, cuajada, mantequilla, quesos, que por su procedencia forman un grupo diferenciado en la alimentación.

Aunque todas las valoraciones autorizadas suelen estar de acuerdo en que la leche es el alimento más completo, no todas parecen estar de acuerdo en que sea perfecto, todo ello debido a la antes mencionada intolerancia a la lactosa que padece un amplio porcentaje de la población mundial. Sin embargo sus derivados son de gran importancia y ocuparán en un futuro nuestra atención.


Tributo a la lactancia materna.

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