IL CAFFÈ SOSPESO. UN CAFE PARA EL RESTO DEL MUNDO.

"Quando qualcuno è felice a Napoli, paga due caffè: uno per sé stesso, ed un altro per qualcuno altro. È come offrire un caffè al resto del mondo”. "Cuando alguien está feliz en Nápoles, paga dos cafés: uno para él y otro para otra persona. Es como ofrecer un café al resto del mundo". (Luciano De Crescenzo).

El Café Pendiente (Caffè Sospeso en italiano), es una tradición solidaria originaria de los cafés de Nápoles, localidad ubicada en el sur de Italia, en la cual pagas un café en beneficio de un desconocido que no tiene recursos económicos o que simplemente tuvo un mal día.

Es muy simple: cuando un cliente pide un “caffè sospeso” no paga sólo el suyo, sino que abona dos: el cliente bebe uno y deja el otro “pendiente“. De esta manera, cuando una persona en situación de necesidad entra en el bar puede preguntar si hay un “caffè sospeso” y en caso afirmativo, se le dispensa el café que un cliente ha pagado con anterioridad.

La bebedora de café. Ivana Kobilca.

Pero ¿Cómo nació esta costumbre? La tradición cuenta una humilde ceremonia celebrada en los cafés de Nápoles en el popular Barrio de la Salud, Italia. Cuando un cliente paga después de deleitarse con un exquisito café y quiere aprovechar para conocer nueva gente , a menudo dejaba dinero de más con las siguientes palabras: “È un sospeso” (literalmente, “es un pendiente”). Unos minutos u horas después un curioso aparecerá y preguntará: “¿Hay algún Sospeso para mí?”. “Sí, sí lo hay”, contestará el barista y le servirá un café que lo conectará a nuestro apasionado mundo del café. 

Sin embargo, hay muchas leyendas sobre el origen de esta antigua tradición:

  • La primera hipótesis nos dice que surgió en los bares de Napoles, cuando una persona estaba particularmente contenta o quería festejar o simplemente porque había iniciado bien el día, bebía un café y pagaba otro para alguien que no pudiera pagarlo;
  • La segunda creencia, coincide con la primera en su nacimiento en Napoles, durante la Segunda Guerra Mundial cuando en tiempos muy difíciles la gente que podía permitírselo pagaba dos cafés, uno para sí mismo y otro para quien no podía.
  • La tercera dice que nació de las disputas que surgían entre amigos al momento de pagar la cuenta en un bar, podía suceder que, sin saber bien quién había consumido que, aquel que pensaba que estaba pagando de más decidía dejarlo como un café pagado para otra persona o para sí mismo en la siguiente oportunidad.

La costumbre del café pendiente napolitano, junto con muchas otras, fue descrita por el escritor napolitano Luciano De Crescenzo en una serie de artículos y reflexiones periodísticas a las que dio, precisamente, el título de Il caffè sospeso. Sabiduría diaria en pequeños sorbos.

Un gesto solidario que se a difundido por otras ciudades del mundo como Buenos Aires, Mexico y Nueva York.

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