“Con el poder mantenemos una relación ambigua: sabemos que si no
existiera autoridad nos comeríamos unos a otros, pero nos gusta pensar que, si
no existieran los gobiernos, los hombres se abrazarían”.Leonard Cohen.(1934).
Un sorprendente recorrido por la antropofagia desde la Antugüedad hasta nuestros
días.Canibalismo ritual, canibalismo guerrero, canibalismo de supervivencia,
canibalismo patológico… Desde el conocido caso de los supervivientes del
accidente de avión en los Andes al canibalismo azteca, desde el canibalismo
funerario de la tribu Fore al reciente caso del caníbal mexicano.
Aunque la idea de un ser humano tratando el cuerpo de un semejante como
si fuera solo carne repugna, la figura del caníbal produce a la vez una
inevitable sensación de fascinación. Es la fascinación por lo diferente, por lo
extraño y por lo que se aparta de la norma, innata al género humano y que por
lo tanto ha de durar tanto como nuestra propia especie. Esta atracción aumenta
cuando nos enfrentamos al hecho de que, en algunas culturas, el canibalismo no
se considerara un acto monstruoso y antinatural, sino una práctica aceptada
socialmente, un sagrado deber moral realizado en interés del bienestar de
todos.
Comer carne humana es el último tabú de cualquier sociedad que se precie
de ser civilizada. De hecho, a lo largo de los siglos, ha sido un argumento
esgrimido para justificar la persecución y conquista de otros pueblos
aparentemente menos desarrollados. Sin embargo, por sorprendente que parezca,
los recientes descubrimientos paleontológicos apoyan la teoría de que los seres
humanos hemos sido devorados por semejantes desde que nuestros primeros
ancestros caminaban sobre la Tierra. Lo encontramos desde los tiempos más
remotos y en todas las regiones del planeta. Con el paso del tiempo fue
desapareciendo en algunas sociedades, mientras que otras lo mantuvieron,
consagrándolo y glorificándolo.
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