"No hay bien alguno que nos deleite si no lo compartimos"
(Lucio Anneo Seneca).
Las reglas que imperan en el actual comercio mundial de alimentos tienen
sus antecedentes en la época de las colonias y sus relaciones comerciales con
la metrópolis. El mercado no es justo, es un elemento económico que puede
utilizarse para construir o destruir. Si bien es un medio generador de grandes
diferencias, puede llegar a ser también un medio para el reparto de la riqueza.
Igual que la ciencia puede ser dirigida para la paz o para la guerra. Dependerá
de la voluntad humana, pero esa voluntad es, hoy, la de quienes controlan el
mundo, o lo que es lo mismo quienes controlan los mercados. El Comercio Justo
surgió para compensar las desigualdades sociales provocadas por una
globalización económica liberal, pero, en su evolución, se manifiesta hoy día
como una auténtica alternativa de orden económico y social, capaz de rescatar
al Comercio de la injusticia y reorientar la estructura y valores de la
economía internacional.
La primera consecuencia del actual modelo de relaciones comerciales es
el deterioro de la relación real de intercambio, los precios de las materias
primas disminuyen progresivamente respecto al precio de los productos
obtenidos, debido, entre otras, a variadas razones.
El aumento de la producción. La gran mayoría de los países en vías de
desarrollo sufren la enorme presión de la deuda externa y se ven obligados a incrementar
sus exportaciones para poder afrontar el pago de esta deuda. De esta manera,
los precios bajan aún más por la abundancia de oferta en el mercado.
Las materias primas que ofrecen los países subdesarrollados son cada vez
menos interesantes en un mercado donde existen productos artificiales
sustitutivos. Podemos recordar como ejemplo que a finales de 1997, el
Parlamento Europeo autorizó a la industria chocolatera a sustituir hasta un 5%
de la manteca de cacao por otras grasas vegetales. Esta controvertida decisión
ocasionó una reducción en la demanda de cacao y, consecuentemente, un descenso
en los ingresos de los países productores de cacao.
El mercado de materias primas está comandado por algunos de los países
más ricos, que dominan gran parte de la producción a través de grandes y
poderosas multinacionales. Estas multinacionales tienen capacidad para
intervenir en el comercio y las inversiones mundiales, fijando precios de forma
unilateral, aprovechando su privilegiada situación.
En 1964 la "Conferencia de Naciones Unidas sobre Comercio y
Desarrollo" realizó su primera reunión bajo el lema "Comercio, no
ayuda". En ella se definieron una serie de propuestas encaminadas a
favorecer nuevas relaciones entre los países ricos y los empobrecidos. Las resoluciones,
vetadas por ocho de los países más ricos, suponían, entre otras acciones, la
puesta en marcha de mecanismos comerciales más justos. Dentro de este contexto
surgió el movimiento del Comercio Justo.
A mediados de la década de los sesenta, algunas organizaciones de apoyo
a los países subdesarrollados comenzaron a importar productos alimenticios para
venderlos en Europa por catálogo a través de grupos de solidaridad. Pero no fue
hasta el final de esta década cuando se inauguró la primera tienda de Comercio
Justo en Holanda. En España, las dos primeras tiendas se inauguraron en 1986,
una en Andalucía y otra en el País Vasco. En 1996 se creó la Coordinadora de
Organizaciones de Comercio Justo.
Según el informe anual de 1996 de la Organización Mundial del Comercio
(OMC), el 80% de las transacciones comerciales mundiales se efectúa entre los
países más ricos. Un 4% son intercambios comerciales entre países pobres, y el
resto corresponde al comercio entre países ricos y subdesarrollados. Más de la
mitad de los ingresos por exportación de dos de cada tres países africanos y
dieciocho países de América Latina dependen de las materias primas. África
consigue más del 70% de sus ingresos por este concepto de tan sólo tres
productos, con el café y el cacao en los dos primeros puestos.
El hecho de que las economías de muchos países pobres se base en
cultivos para la exportación tiene otras graves consecuencias. La explotación
de los trabajadores. La sustracción de tierra que debería ser destinada a la
producción de alimentos. La degradación del medio ambiente. Por lo tanto, el
sistema comercial actual no es válido. Es inexcusable un nuevo punto de vista,
responsable y sostenible, del comercio. El comercio justo es una alternativa al
comercio tradicional en la que comercio y producción están al servicio de las
personas. Hace posible el desarrollo de las poblaciones más desfavorecidas del
planeta e introduce valores éticos que abarcan aspectos tanto sociales como
ecológicos en contraposición al comercio tradicional, en el que priman los
criterios puramente económicos. Así, en el Comercio Justo, los campesinos y los
pequeños productores de las zonas empobrecidas encuentran un cauce para vivir
dignamente de su trabajo. Los consumidores obtienen productos de calidad, con
la garantía de que se han respetado los derechos de los trabajadores y el medio
ambiente. Se recupera el vínculo entre productor y consumidor. Se demuestra que
es posible hacer compatibles los criterios económicos con los principios éticos.
Hambre de Justicia.
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