EL NOMBRE DE LA ROSA.


"El conocimiento hace sufrir y aquel que hace crecer su conocimineto hace crecer tambien su sufrimiento." El nombre de la rosa. Umberto Eco.



Abadía benedictina de San Michele de la Chiusa escenario sobre el que Umberto Eco hizo mover sus personajes en su novela “El nombre de la rosa”.

Guillermo de Baskerville y su joven discípulo Adso, en un capítulo de la novela que narra la investigación de los espantosos crímenes cometidos la abadía de la Edad Media de San Michele de la Chiusa, conversan con el monje herbolario sobre las virtudes de las plantas, y, más tarde, en otro capítulo se nos describe la cocina de la abadía y las tareas de los sirvientes previas a la cena.


Manuscrito benedictino de la época mediaval. Podemos apreciar monjes realizando tareas de apicultura.

“Sólo el exceso las convierte en causa de enfermedad. Por ejemplo, la calabaza. Es de naturaleza fría y húmeda y calma la sed, pero cuando está pasada provoca diarrea y debes tomar una mezcla de mostaza y salmuera para astringir tus vísceras. ¿Y las cebollas? Calientes y húmedas, pocas, vigorizan el coito, naturalmente en aquellos que no han provocado nuestros votos. En exceso, te producen pesadez de cabeza y debes contrarrestar sus efectos tomando leche con vinagre. Razón de más – añadió con malicia – para que un joven monje guarde siempre moderación al comerlas. En cambio, puedes comer ajo. Cálido y seco, es bueno contra los venenos. Pero no exageres, expulsa demasiados humores del cerebro. En cambio, las judías producen orina y engordan, ambas cosas muy buenas. Pero provocan malos sueños”.


Retablo que recrea una escena de monjes cocinando.





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