El hambre es el primero de los
conocimientos: tener hambre es la cosa primera que se aprende. Y la ferocidad
de nuestros sentimientos, allá donde el estómago se origina, se enciende.
(Miguel Hernandez).
Parece que queda muy lejos la época cuando el hambre azotaba España; muchos jóvenes ni siquiera saben que sus abuelos vivieron y sobrevivieron a aquellos 'años del hambre'. No hace falta viajar mucho tiempo atrás para llegar a esa época de "promesas de futuro en tiempos de alacenas desiertas". Los antropólogos David Conde y Lorenzo Mariano echan la vista atrás en el libro 'Las recetas del hambre', una "oda a la imaginación" de las generaciones de la guerra y la posguerra que cocinaron lo que parecía incomestible y dejaron huella social.

La vivencia de los llamados años del hambre en España es un tema que ha recibido escasa atención. Durante décadas, la memoria colectiva ha preferido sumir aquellos días de escasez y adversidad en el olvido, impulsada por el miedo a la vergüenza y al dolor que evocan. Se ha rechazado hablar del hambre como si enfrentarlo públicamente fuese un motivo de deshonra. Este libro busca ser un aporte al redescubrimiento de uno de los episodios más desgarradores de la historia reciente del país, pero desde una óptica diferente: con orgullo, reconociendo que resistimos y logramos sobrevivir.

Desde la recuperación de fragmentos de vidas encapsulados en las particulares maneras de cocinar —las recetas surgidas durante los años del hambre—, se propone una perspectiva renovada sobre aquel periodo en que hombres y mujeres decidieron no rendirse, encendiendo el fuego para transformar la carencia en sustento. Se detalla cómo la creatividad culinaria permitió a los españoles y españolas de entonces afrontar la tarea de alimentar a sus familias con escasos y poco variados ingredientes. Estas recetas no se presentan como simples instrucciones para cocinar, sino como vehículos para rememorar y conectar con la experiencia cotidiana de unos tiempos marcados por el hambre, el miedo y la resistencia inquebrantable.
Estas páginas invitan a tomar asiento en numerosas mesas y a escuchar lo que los platos, en medio de aquel tiempo de silencio, narraban a gritos: los miedos frente al futuro, los esfuerzos titánicos por alimentar a los hijos, y la labor precisa y casi artesanal de quienes encontraron la manera de salir adelante en épocas marcadas por el racionamiento y la escasez. A través de las ilustraciones que acompañan este relato, el lector descubrirá una selección de platos que trascienden el concepto de un recetario tradicional, ofreciendo algo mucho más profundo: relatos íntimos, modestos y cotidianos, marcados por la lucha y la resistencia. Son promesas de esperanza en días de alacenas vacía.