Como señala la novelista
Francine Prose, estamos obsesionados con la dieta. ¿Y qué es esta obsesión por
la comida sino una lucha entre el pecado y la virtud, el exceso y el
autocontrol, una lucha contra las feroces tentaciones de la gula?
En Gula, Francine Prose
sirve un maravilloso banquete de ingeniosas e interesantes observaciones sobre
este delicioso pecado capital. A través de un repaso a la evolución de los
distintos conceptos de gula, analiza también las ideas al respecto sobre la
salvación y la condena, la salud y la enfermedad, la vida y la muerte. Y no
sólo ofrece un bullicioso cóctel de referencias, que oscila desde san Agustín
hasta Chaucer, pasando por Petronio y Dante, sino que también demuestra que la
gula, en la Edad Media, constituía un problema profundamente espiritual,
mientras que hoy en día la hemos transformado de pecado en enfermedad, de modo
que lo que satanizamos son los horrores del colesterol y los peligros de la
carne roja. De hecho, la opinión moderna sobre la gula sostiene que comemos por
un impulso compulsivo, autodestructivo, para evitar la intimidad y el contacto
social. Pero la gula, como nos recuerda Prose, también constituye una
afirmación del placer y la pasión. La autora finaliza el libro contando la
historia de uno de los grandes héroes de la gula, Diamond Jim Brady, cuyo estómago
tenía un tamaño seis veces mayor de lo normal.
Como escribe Prose, «el
rostro grueso y resplandeciente de la gula ha sido –y continúa siendo- el
espejo donde nos reflejamos, donde se reflejan nuestras esperanzas y miedos,
nuestros sueños más oscuros y deseos más profundos». Y nunca nos habremos
contemplado tanto en este espejo como con este libro perspicaz y estimulante.
La gula
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